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El ingeniero costeño que hace historia en la lucha contra el COVID

El ingeniero costeño que hace historia en la lucha contra el COVID

Si el nuevo coronavirus no hubiera aparecido sobre la faz de la Tierra, probablemente hoy Andrés Ramírez Jaime estuviese hablando de los logros de su equipo de robots futbolistas. Quizá, si el mundial 2020 no se hubiera cancelado por culpa de la pandemia, este el equipo de humanoides habría repetido la hazaña de 2019, cuando quedó de subcampeón en Australia… ¡O quién quita que hubiera quedado campeón!, nunca lo sabemos: lo que sí tenemos claro es que ahora Andrés, un ingeniero mecánico cartagenero de 30 años, hace parte del equipo de la Universidad de La Sabana que desarrolló un ventilador mecánico para tratar a pacientes con COVID-19 severo ¡y que acaban de salvar la primera vida!

¿Cómo pasa uno de diseñar robots futbolistas a cranear un ventilador especial para pacientes COVID-19?

Responder a una necesidad

Desde 2018, Andrés es profesor de Ingeniería Mecánica de la Facultad de Ingeniería de La Sabana. “Me contrataron en este cargo para trabajar en la parte de automatización y robótica, soy el líder de toda esa línea y me dedicaba a construir robots y estaba especializado en robótica humanoide, tenemos un equipo de robots futbolistas, me dedicaba a eso, a hacer robots que juegan fútbol”, dice y agrega que esa universidad tiene Facultad de Medicina y un una clínica universitaria que se convirtió en “el hospital centinela” para COVID-19 de Cundinamarca.

“Y como le pasó a esta clínica y a todas las del planeta, no estaba preparada para una pandemia. El vicerrector de la universidad, Rolando Roncancio, escribió a nuestro grupo de ingenieros: ‘Para el tratamiento del COVID vamos a necesitar ventiladores mecánicos o respiradores, ¿será que ustedes, como Facultad de Ingeniería, son capaces de hacerlos?’, y nosotros obviamente dijimos que sí… ¡Somos ingenieros mecánicos y podemos hacer lo que sea!”, así que desde el 25 de marzo de 2020 entró junto a otros cuatro ingenieros a un laboratorio para meterse de lleno a este proyecto. Había que desarrollar un ventilador que se pudiera hacer en Colombia, con los materiales disponibles en el país y que no tuviera nada que envidiarle a los europeos, que cuestan entre 100 y 200 millones de pesos y que ya no están tan disponibles.

Así van

Todo equipo médico debe cumplir con cuatro etapas establecidas por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) antes de ser usado en Colombia.

1. “La primera es netamente de simulación médica, para muchos aparatos médicos -incluidos los ventiladores- hay simuladores, entonces encuentras un maniquí gigante que tiene como si fueran dos pulmones. Conectamos a nuestro ventilador que está en la Fundación Neumológica de Colombia y funcionó”.

2. La segunda se conoce como pruebas preclínicas y se realiza con biomodelos, es decir, animales vivos. Se probó con dos marranos.

3. “La tercera es la de pruebas clínicas, que es en la que estamos ahora, consiste en ventilar a cinco personas que tengan el virus”, obviamente en clínicas, 24 horas, con la asistencia de especialistas y con un ventilador de soporte. “No hemos tenido un solo inconveniente con la ventilación. Ya podemos decir que un ventilador fabricado por ingenieros colombianos salvó una vida y es importante porque eso nunca, en la historia del país, se había dado. Es un capítulo nuevo que está escribiendo la ingeniería en su historia”.

4. “Viene una etapa que se llama la gran corte, un proceso que dura mucho más tiempo, en el que se ventilan entre 200 y 300 pacientes, qué pasa con esa gran corte, lo que te entrega es el certificado para que tú puedas comercializarlos. En este momento no estamos seguros de ir a la gran corte: nuestra motivación es simplemente salvar vidas y poder ayudar al país.”

¿Qué tiene de particular?

“Lo novedoso de nuestro diseño es que es especial para COVID y es lo que nosotros llamamos de patente abierta”, explica Andrés. Eso quiere decir que cualquier empresa que quiera ayudar a enfrentar mejor la pandemia puede contactar al equipo de La Sabana y acompañarán en el proceso de principio a fin. Indumil (Industria Militar) y Challenger (empresa de electrodomésticos) ya lo están haciendo y han enviado ventiladores a Chocó y Arauca pues, según explica el ingeniero, el foco del proyecto son regiones apartadas del país.

“Hemos enviado ya 25 ventiladores a diferentes clínicas y se han fabricado ya más de 100 (entre la U de La Sabana, Indumil y Challenger)”, explica Andrés y dice que los recursos corresponden a donaciones que se gestionan a través de Solidaridad por Colombia.

Para terminar, Andrés resalta no solo el trabajo de los ingenieros, sino el de los comunicadores, abogados y todos los profesionales que ayudaron a que hoy se puedan salvar vidas.

¿Qué viene para su carrera? Quién sabe, al cabo que un día estás fabricando robots futbolistas y al otro ventiladores que asisten a seres humanos en el peor momento de sus vidas.


Fuente: El Universal │ Foto: Andrés Ramírez Jaime es profesor de Ingeniería hace dos años y medio. //Foto: Cortesía.

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